Tras una prolongada sequía causada por el denominado 'fenómeno del niño', apenas en el meridiano de un veraniego mes de abril, la naturaleza comienza a renacer en los campos y ciudades con la reciente aparición de las primeras lloviznas. Las fuentes de agua se recargan, las semillas germinan, las flores despuntan, los paisajes se visten de colores y se matizan de verde las montañas, al tiempo que las aves retornan a sus nidos trayendo entre sus alas la explosión de la vida. Henchido de alegría, al ver las maravillas naturales que nos brinda el planeta, le escribo algunos versos al tan querido mes que contempló mi llegada a este mundo.
RENACER
(Cuartetas)
Abril pinta de colores
las auroras de mis días,
y alegra con melodías
el renacer de las flores.
Con gotitas de agua pura
sobre los campos, caída,
acrecienta la hermosura
de esta tierra agradecida.
Abril es la primavera
dibujada en lontananza,
es la brisa lisonjera
aromando la esperanza.
Con el dorado fulgor
en las montañas, posado,
brinda abrigo al picaflor
y a la torcaz y al venado.
Abril, mi querido abril
de abedules y olivares,
¿quién quiso darte el candil
para aluzar mis andares?
Tal vez el Dios infinito
entre las nubes, sublime,
hizo el milagro bendito
que de las penas redime.
Abril, mi querido abril:
diamante, perla y marfil.
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Rafael Humberto Lizarazo G.
Imagen: paisaje de abril
(De la Internet)